Rosa Icela, escribiente y amiga

La Gacetilla
4 min readNov 3, 2020

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Si algún día existió, hace mucho que la meritocracia murió en México. Hay gente que la sigue odiando a pesar de haber perpetuado con su voto a su antídoto perfecto: el amiguismo. En este país de nuestros amores se puede llegar a donde se quiera siempre que se tengan buenos amigos. Es el caso de Rosa Icela Rodríguez. El mérito es una idea vulgar que palidece frente a las delicias de la amistad. Desconfiar de los merecimientos es en realidad tenerle fe a la fraternidad, un sentimiento por demás bonito.

En otra felicidad insospechada de los días que corren, hemos renovado nuestra fe en el progreso nacional puesto que alguien que empezó como redactora de cartas de amor y corporativas ha llegado a ser Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana y con ello coordinadora del Gabinete de Seguridad, una cartera que, aunque no es muy relevante porque todos nuestros problemas al respecto están resueltos, es muy hermoso que alguien que empezó de gerente de su propio escritorio público, haciendo una parada como reportera de la nota policial, haya llegado finalmente a ser ella misma la nota. Descreídos de la movilidad social que propina el dedo presidencial: tengan para que se entretengan.

Otro aspecto importante en la carrera de Rosa Icela es que es mujer, cosa que tiene muy contentos a los del partido Movimiento Ciudadano. Muchos malquerientes de las mujeres en general y de ella en particular se atrevieron a cuestionar su nombramiento como la encargada de la seguridad pública y la protección ciudadana en todo el territorio nacional porque, fíjense nada más hasta qué punto es audaz la misoginia, no tiene experiencia alguna en la materia. Cosas de esa enfermedad mental que se llama patriarcado y qué mejor que una víctima de su violencia estructural para encabezar los esfuerzos del orden y la justicia.

Entre la gente que tampoco merecía llegar a la dependencia del Ejecutivo Federal encargada de contener con costales de arena los ríos de sangre que inundan a la patria, se encontraban patriotas dignos de ser reseñados como Manuel Espino, Leonel Cota Montaño, Lázaro Cárdenas Batel o Leonel Godoy, todos ex Gobernadores fracasados excepto Manuel Espino que es un fracasado a secas. Mala suerte para ellos que ninguno es mujer hasta donde sabemos y que el dedo presidencial no los quiere bien.

Respecto de la encargada de liderar así sea de a mentis el asunto de la seguridad del que realmente están a cargo los militares gracias a la inexistente militarización, debemos empezar diciendo que no es ninguna improvisada, sino que goza de la confianza de su jefe y líder moral.

Durante su gobierno en la capital, la Alteza Macuspana le confió una intervención silenciosa y trasbambalinesca para paliar los retos de seguridad y sus resultados fueron tan buenos que se organizaron marchas multitudinarias exigiendo más seguridad.

Tiempo después, el carnal Marcelo reconoció su trabajo fino para reducir la incidencia delictiva y, ante los arrolladores éxitos de su mano discreta que convirtió a la Ciudad de México en un oasis de seguridad, la mandó mejor a la política social y a encargarse de los adultos mayores de la capital a fin de fidelizar el voto duro de López Obrador que otra vez andaba en campaña.

Tan impresionante fue su gesta en los dos únicos gobiernos de la Ciudad que han valido la pena que hasta Miguel Ángel Mancera le siguió encargando filiar a las bases a billetazos por conducto de la Secretaría de Desarrollo Social, hasta que el Dr. Mancera se dio cuenta de que estaba pagando para que Icela trabajara para otro patrón con su dinero y la mandó a podrirse a la relevante Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, donde Rosa se cansó de cobrar un sueldo por hacerse la loca y mejor se fue a organizarle la campaña a la hoy Regenta.

Desde su invisibilidad y discreción, esta vigorosa funcionaria que lleva dos meses reponiéndose del Covid-19 ha recibido los más altos honores que el chairismo se da a sí mismo, como la medalla «Omecíhuatl» que otorga u otorgaba el Instituto de las Mujeres del DF, y la presea «Tepantlato al Mérito Social» del Instituto de Ciencias Jurídicas de Egresados de la UNAM, instituto que cual nadie duda que exista.

En resumen, vienen buenos tiempos.

[1] Este homenaje a Rosa Icela Rodríguez contiene rastros de una semblanza biográfica que no es de broma y que la flamante Secretaria se mandó a publicar en Milenio por medio de su cuate Luis Eduardo Velázquez para festejar su designación y al mismo tiempo disipar dudas. Encontrable en: https://www.milenio.com/politica/rosa-icela-rodriguez-experiencia-seguridad-perfil

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